08-07-2005, 06:54 PM
Las polémicas y nuevos trabajos de Roman Polanski
Tu pasado te persigue
Con la adaptación de “Oliver Twist” bajo el brazo y los escándalos judiciales por acoso sexual en la prensa, la violencia sigue corriendo por sus venas, tan fresca como el recuerdo de Charles Manson matando a su esposa y el de sus padres, llevados a un campo de concentración bajo el Tercer Reich.
Peter Bradshaw
En el set de “Barrio chino”, cuenta en tono de anécdota Jack Nicholson, el director Roman Polanski ensayaba su parte, en que representaba a un tipo beligerante que mutila con un cuchillo la nariz de Jack. Polanski utilizó su propio cuchillo y le aseguró a Nicholson que no habría problemas. Antes de cada toma, Polanski alegremente jugaba con el cuchillo, sólo para asegurarse que la expresión de miedo en el rostro de Nicholson fuera verdadera.
El director, de 71 años, tiene una filmografía rica en violencia, transgresión y horror. Su gran período incluye la pesadilla psicológica “Repulsión” (1965), la chocante película demoníaca “El bebé de Rosemary” (1967); luego, filma “Barrio chino” (1974), y su thriller paranoico “El inquilino” (1976). Estas películas podrían representar desplazamiento, transformación y exorcismo relativos a todos los sucesos terribles que sucedieron en la vida de Polanski, que incluye haber sido prisionero del gueto de Cracovia cuando era niño y testigo de cuando sus padres fueron llevados a un campo de concentración nazi: su padre regresó, su madre no.
LA SOMBRA DE SHARON TATE
Pero Polanski también tiene una oscura y ambigua reputación como un hombre que es tanto víctima como victimario, un emblema ambivalente de los licenciosos años de los ’60 y ’70. Es famoso por haberse casado con Sharon Tate, que fue asesinada por la secta Manson en 1969, y por admitir haber mantenido relaciones sexuales con una niña de 13 años ocho años después y escapar de Estados Unidos a Francia, donde aún vive, para evadir la prisión.
Hasta la fecha, todos estos sucesos se estaban atenuando con el paso del tiempo. La víctima de Polanski, lo perdonó públicamente. Su drama bélico “El pianista” (2002), galardonado con la Palma de Oro en Cannes y el Oscar, casi consiguió redimirlo.
Sin embargo, ahora reabrió viejas heridas al demandar a la revista “Vanity Fair” en los tribunales británicos por un artículo de 2002 que señala que él intentó seducir a una mujer en un restaurante de Nueva York cuando se iban a llevar a cabo los funerales de Tate. Hasta el momento de ganar el juicio, Polanski negó la acusación enérgicamente.
LA RAÍZ DEL TERROR
Polanski nació en París en 1933. Su padre era judío y su madre católica; eran polacos que se fueron a Cracovia cuando Polanski tenía tres años. Cuando los alemanes invadieron Polonia, los Polanski fueron encerrados en el gueto y, en 1943, los nazis ordenaron a todos los civiles a salir del lugar. Su padre logró abrir una parte del cerco de alambre de púa y le dijo a su aterrado hijo que debía huir a la casa de una familia a quien él había pagado para cuidarlo. “¡Escápate!”, mandó al niño que sollozaba, mientras que los oficiales de la SS ordenaban a todos los hombres judíos a hacer fila. Roman corrió y no miró hacia atrás.
Posteriormente, descubrió que su madre fue asesinada en las cámaras de gas, pero su padre, a pesar de ser obligado a trabajar como esclavo en las canteras, sobrevivió. El niño Polanski vagó por el campo, apenas sobreviviendo con la ayuda de amigos y extraños. Después de la guerra se reunió con su padre y se empezó a fascinar con el cine; asistió a la famosa escuela de cine de Lodz.
En el set de “El baile de los vampiros”, una mezcolanza entre la comedia y el terror, conoció y se enamoró de Sharon Tate. La pareja se casó en Londres después que Polanski se divorciara de su primera esposa, la actriz polaca Barbara Lass-Kwiatkowska.
En la cresta de la ola, el cineasta se mudó a Hollywood, y bajo el auspicio del productor de Paramount Robert Evans dirigió la película “El bebé de Rosemary”, la casi inaguantable y perturbadora historia de una joven, interpretada por Mia Farrow, impregnada por el demonio. En el auge de su éxito le golpeó la tragedia. En agosto de 1969, Tate, embarazada, fue asesinada por la patota de Manson, quienes entraron a la fuerza a la casa de Polanski durante su ausencia.
La fama mundial de su thriller satánico “El bebé de Rosemary” empañó la compasión que se merecía. Es posible que Manson se haya inspirado en el “White album” de Los Beatles, pero no existe evidencia de que alguna vez hubiese visto “El bebé de Rosemary”. No obstante, el horror de la muerte de Tate, intensificado por la injustamente irónica coincidencia del arte y la vida, terminó aplastando a Polanski.
VIOLADOR PRÓFUGO
Regresó a Estados Unidos para crear su próximo éxito comercial, y sin duda la película que nunca logró superar: el thriller negro “Barrio chino”. Una vez más, su éxito estaba a punto de derrumbarse, esta vez debido a sus propias acciones: fue acusado formalmente de violar a una niña de 13 años en el jacuzzi de Nicholson. Polanski se declaró culpable, pero luego huyó a Francia, país del cual era ciudadano y desde donde no podía ser extraditado.
Después de este triste debacle, su carrera se frenó durante casi 20 años. Una majestuosa adaptación de “Tess”, de Thomas Hardy, rodada en Francia, ganó cierto respeto y hasta una nominación para el Oscar; no obstante, no se comparaba con sus obras anteriores.
Polanski había sido perdonado por su joven víctima y se volvió a casar. Parecía posible que una vez más podría ser alabado como un gran cineasta y artista. Sin embargo, apareció el artículo de “Vanity Fair” que cruzó el límite al usar abiertamente la memoria de su primera esposa contra Polanski, quien decidió querellarse, ganando el pleito y siendo indemnizado con 87 mil dólares.
El legendario y pesimista final de su gran película “Barrio chino” muestra cómo al detective, interpretado por Nicholson, le dicen que abandone toda esperanza de resolver el turbio lío en el cual se había involucrado: “Olvídalo, Jake, este es el barrio chino”. Al final de esto, y mientras espera el estreno de “Oliver Twist”, de Charles Dickens, Polanski quiere olvidar. “En la historia de Twist, el escritor nos transmitió la idea de que el hombre, en principio, es una criatura buena, y yo comparto esa opinión”.
Tu pasado te persigue
Con la adaptación de “Oliver Twist” bajo el brazo y los escándalos judiciales por acoso sexual en la prensa, la violencia sigue corriendo por sus venas, tan fresca como el recuerdo de Charles Manson matando a su esposa y el de sus padres, llevados a un campo de concentración bajo el Tercer Reich.
Peter Bradshaw
En el set de “Barrio chino”, cuenta en tono de anécdota Jack Nicholson, el director Roman Polanski ensayaba su parte, en que representaba a un tipo beligerante que mutila con un cuchillo la nariz de Jack. Polanski utilizó su propio cuchillo y le aseguró a Nicholson que no habría problemas. Antes de cada toma, Polanski alegremente jugaba con el cuchillo, sólo para asegurarse que la expresión de miedo en el rostro de Nicholson fuera verdadera.
El director, de 71 años, tiene una filmografía rica en violencia, transgresión y horror. Su gran período incluye la pesadilla psicológica “Repulsión” (1965), la chocante película demoníaca “El bebé de Rosemary” (1967); luego, filma “Barrio chino” (1974), y su thriller paranoico “El inquilino” (1976). Estas películas podrían representar desplazamiento, transformación y exorcismo relativos a todos los sucesos terribles que sucedieron en la vida de Polanski, que incluye haber sido prisionero del gueto de Cracovia cuando era niño y testigo de cuando sus padres fueron llevados a un campo de concentración nazi: su padre regresó, su madre no.
LA SOMBRA DE SHARON TATE
Pero Polanski también tiene una oscura y ambigua reputación como un hombre que es tanto víctima como victimario, un emblema ambivalente de los licenciosos años de los ’60 y ’70. Es famoso por haberse casado con Sharon Tate, que fue asesinada por la secta Manson en 1969, y por admitir haber mantenido relaciones sexuales con una niña de 13 años ocho años después y escapar de Estados Unidos a Francia, donde aún vive, para evadir la prisión.
Hasta la fecha, todos estos sucesos se estaban atenuando con el paso del tiempo. La víctima de Polanski, lo perdonó públicamente. Su drama bélico “El pianista” (2002), galardonado con la Palma de Oro en Cannes y el Oscar, casi consiguió redimirlo.
Sin embargo, ahora reabrió viejas heridas al demandar a la revista “Vanity Fair” en los tribunales británicos por un artículo de 2002 que señala que él intentó seducir a una mujer en un restaurante de Nueva York cuando se iban a llevar a cabo los funerales de Tate. Hasta el momento de ganar el juicio, Polanski negó la acusación enérgicamente.
LA RAÍZ DEL TERROR
Polanski nació en París en 1933. Su padre era judío y su madre católica; eran polacos que se fueron a Cracovia cuando Polanski tenía tres años. Cuando los alemanes invadieron Polonia, los Polanski fueron encerrados en el gueto y, en 1943, los nazis ordenaron a todos los civiles a salir del lugar. Su padre logró abrir una parte del cerco de alambre de púa y le dijo a su aterrado hijo que debía huir a la casa de una familia a quien él había pagado para cuidarlo. “¡Escápate!”, mandó al niño que sollozaba, mientras que los oficiales de la SS ordenaban a todos los hombres judíos a hacer fila. Roman corrió y no miró hacia atrás.
Posteriormente, descubrió que su madre fue asesinada en las cámaras de gas, pero su padre, a pesar de ser obligado a trabajar como esclavo en las canteras, sobrevivió. El niño Polanski vagó por el campo, apenas sobreviviendo con la ayuda de amigos y extraños. Después de la guerra se reunió con su padre y se empezó a fascinar con el cine; asistió a la famosa escuela de cine de Lodz.
En el set de “El baile de los vampiros”, una mezcolanza entre la comedia y el terror, conoció y se enamoró de Sharon Tate. La pareja se casó en Londres después que Polanski se divorciara de su primera esposa, la actriz polaca Barbara Lass-Kwiatkowska.
En la cresta de la ola, el cineasta se mudó a Hollywood, y bajo el auspicio del productor de Paramount Robert Evans dirigió la película “El bebé de Rosemary”, la casi inaguantable y perturbadora historia de una joven, interpretada por Mia Farrow, impregnada por el demonio. En el auge de su éxito le golpeó la tragedia. En agosto de 1969, Tate, embarazada, fue asesinada por la patota de Manson, quienes entraron a la fuerza a la casa de Polanski durante su ausencia.
La fama mundial de su thriller satánico “El bebé de Rosemary” empañó la compasión que se merecía. Es posible que Manson se haya inspirado en el “White album” de Los Beatles, pero no existe evidencia de que alguna vez hubiese visto “El bebé de Rosemary”. No obstante, el horror de la muerte de Tate, intensificado por la injustamente irónica coincidencia del arte y la vida, terminó aplastando a Polanski.
VIOLADOR PRÓFUGO
Regresó a Estados Unidos para crear su próximo éxito comercial, y sin duda la película que nunca logró superar: el thriller negro “Barrio chino”. Una vez más, su éxito estaba a punto de derrumbarse, esta vez debido a sus propias acciones: fue acusado formalmente de violar a una niña de 13 años en el jacuzzi de Nicholson. Polanski se declaró culpable, pero luego huyó a Francia, país del cual era ciudadano y desde donde no podía ser extraditado.
Después de este triste debacle, su carrera se frenó durante casi 20 años. Una majestuosa adaptación de “Tess”, de Thomas Hardy, rodada en Francia, ganó cierto respeto y hasta una nominación para el Oscar; no obstante, no se comparaba con sus obras anteriores.
Polanski había sido perdonado por su joven víctima y se volvió a casar. Parecía posible que una vez más podría ser alabado como un gran cineasta y artista. Sin embargo, apareció el artículo de “Vanity Fair” que cruzó el límite al usar abiertamente la memoria de su primera esposa contra Polanski, quien decidió querellarse, ganando el pleito y siendo indemnizado con 87 mil dólares.
El legendario y pesimista final de su gran película “Barrio chino” muestra cómo al detective, interpretado por Nicholson, le dicen que abandone toda esperanza de resolver el turbio lío en el cual se había involucrado: “Olvídalo, Jake, este es el barrio chino”. Al final de esto, y mientras espera el estreno de “Oliver Twist”, de Charles Dickens, Polanski quiere olvidar. “En la historia de Twist, el escritor nos transmitió la idea de que el hombre, en principio, es una criatura buena, y yo comparto esa opinión”.
