06-12-2005, 12:04 AM
La reivindicación del sexo express
No se trata de una oda al sexo rápido, pero sí un rescate de sus propiedades eróticas. Un coito rápido no tiene por qué ser fome, sin orgasmo o sinónimo de insatisfacción. Es hijo de las circunstancias. Elíjalo como una forma más de encuentro, atractivo, apasionado y con mucho riesgo.
Si bien el preámbulo amoroso es de vital importancia para el desarrollo de una sexualidad plena para ambos integrantes de una pareja lo cierto es que el sexo rápido no puede descartarse de la puta amorosa. Puede ser justo el ingredientes que le falta a una relación: pasión, riesgo y excitación instantánea sin excusas para posponerlo.
No es lo mismo vida rápida que sexo rápido. No se trata del sexo express porque ya no se tiene tiempo para más, ni tampoco como fórmula única para obtener satisfacción inmediata del deseo. Esta fórmula es más primitiva, menos elaborada, y se renuncia al mundo de las caricias, de los olores y a una parte importante de la sexualidad.
Nos referimos aquí a ese acto sexual breve por las circunstancias, por el lugar o por las condiciones físicas del espacio donde acontece. Ese urgente, en el probador de una tienda, la escalera de un edificio, el ascensor, todos lugares con altísimas probabilidades de ser descubiertos en el acto, y justamente por eso, más atractivo y con niveles de excitación galácticos. Es el riesgo que pone a las hormonas a funcionar y a la adrenalina a fluir.
Pero también es un coito urgente ese provocado por las miradas cómplices de una pareja que busca huir de la familia que acecha por doquier y se refugia en el baño en busca de un encuentro desesperado y express. Y qué decir de ese temprano, con la premura del despertador que no deja de avisar que es hora de trabajar. Explosión de energía temprana que irradia buena onda durante todo el día y dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Recomendable, ¿cierto?. ¿Y la oficia? Si los escritorios hablaran nadie se atrevería a decir que el sexo rápido no es rico. Y no sólo se trata de los jefes o jefas.
Nos gusta este sexo express animado más por la viveza de la pasión que no sucumbe ante las circunstancias y se las arregla para concretarse a pesar de todo, poniéndole sabor y condimento a las parejas y a los amantes, éstos últimos más expertos aún en el arte del riego y la rapidez.
Pero no todo tiene que ver con el riesgo, muchas veces es simplemente que la libido se desencadena en cualquier momento y por razones estrictamente subjetivas. El deseo se vuelve abrumador que casi es imposible sustraerse de él. Si se pude, mejor aprovecharlo, ese caudal de adrenalina siempre hace bien.
Muchos hombres y mujeres tienen la fantasía de hacer el amor en un ascensor o en lugares públicos, como los baños de un restaurante, la sala de espera del médico, el anfiteatro donde se celebra un congreso, un supermercado, una estación de metro, un confesionario o en una iglesia. Es un imperativo de nuestra imaginación.
Acertadamente el sexo rápido tiene mucho que ver con la sensación de riesgo, aventura y el vencimiento de obstáculos y dificultades. En estos casos la imaginación se hace más necesaria que nunca. Mientras la mayoría de los animales se mueve por impulsos químicos (estro) y olores (feromonas), en los humanos la imaginación es el arma más potente, es la que enciende el sistema límbico, responsable de ponernos a tono, evaluar las posibilidades que tenemos de conseguir nuestros objetivos y darnos la orden de ir adelante. La estimulación hace funcionar el hipotálamo, que dispara las hormonas sexuales y, con ellas, la lubrificación de los órganos y la erección o tumefacción, con el consiguiente placer y orgasmo.
Claro que esta situación no es para siempre ni la única práctica sexual. No olvidamos que el hombre puede eyacular en 30 segundos y a las mujeres les puede llevar un promedio de 30 minutos llegar a un orgasmo.
La practica única del sexo en forma rápida y apurada, sin el debido preámbulo que respete los tiempos de ambos puede desembocar en mujeres y hombres insatisfechos, pero se trata de una opción sexual más, de la cual se puede disponer como tantas. Las mujeres pueden disfrutarlo si se centran en la “carnalidad” y pasión de este acto. Quizá no sea el momento de la super creatividad en posturas, hay que usar la que más acomoda, la favorita.
El sexo express no reemplaza una vida sexual, y parafraseando a alguien que escuché por ahí, porque: ¿Qué sería de alguien que solamente se alimenta de hamburguesas?
No se trata de una oda al sexo rápido, pero sí un rescate de sus propiedades eróticas. Un coito rápido no tiene por qué ser fome, sin orgasmo o sinónimo de insatisfacción. Es hijo de las circunstancias. Elíjalo como una forma más de encuentro, atractivo, apasionado y con mucho riesgo.
Si bien el preámbulo amoroso es de vital importancia para el desarrollo de una sexualidad plena para ambos integrantes de una pareja lo cierto es que el sexo rápido no puede descartarse de la puta amorosa. Puede ser justo el ingredientes que le falta a una relación: pasión, riesgo y excitación instantánea sin excusas para posponerlo.
No es lo mismo vida rápida que sexo rápido. No se trata del sexo express porque ya no se tiene tiempo para más, ni tampoco como fórmula única para obtener satisfacción inmediata del deseo. Esta fórmula es más primitiva, menos elaborada, y se renuncia al mundo de las caricias, de los olores y a una parte importante de la sexualidad.
Nos referimos aquí a ese acto sexual breve por las circunstancias, por el lugar o por las condiciones físicas del espacio donde acontece. Ese urgente, en el probador de una tienda, la escalera de un edificio, el ascensor, todos lugares con altísimas probabilidades de ser descubiertos en el acto, y justamente por eso, más atractivo y con niveles de excitación galácticos. Es el riesgo que pone a las hormonas a funcionar y a la adrenalina a fluir.
Pero también es un coito urgente ese provocado por las miradas cómplices de una pareja que busca huir de la familia que acecha por doquier y se refugia en el baño en busca de un encuentro desesperado y express. Y qué decir de ese temprano, con la premura del despertador que no deja de avisar que es hora de trabajar. Explosión de energía temprana que irradia buena onda durante todo el día y dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Recomendable, ¿cierto?. ¿Y la oficia? Si los escritorios hablaran nadie se atrevería a decir que el sexo rápido no es rico. Y no sólo se trata de los jefes o jefas.
Nos gusta este sexo express animado más por la viveza de la pasión que no sucumbe ante las circunstancias y se las arregla para concretarse a pesar de todo, poniéndole sabor y condimento a las parejas y a los amantes, éstos últimos más expertos aún en el arte del riego y la rapidez.
Pero no todo tiene que ver con el riesgo, muchas veces es simplemente que la libido se desencadena en cualquier momento y por razones estrictamente subjetivas. El deseo se vuelve abrumador que casi es imposible sustraerse de él. Si se pude, mejor aprovecharlo, ese caudal de adrenalina siempre hace bien.
Muchos hombres y mujeres tienen la fantasía de hacer el amor en un ascensor o en lugares públicos, como los baños de un restaurante, la sala de espera del médico, el anfiteatro donde se celebra un congreso, un supermercado, una estación de metro, un confesionario o en una iglesia. Es un imperativo de nuestra imaginación.
Acertadamente el sexo rápido tiene mucho que ver con la sensación de riesgo, aventura y el vencimiento de obstáculos y dificultades. En estos casos la imaginación se hace más necesaria que nunca. Mientras la mayoría de los animales se mueve por impulsos químicos (estro) y olores (feromonas), en los humanos la imaginación es el arma más potente, es la que enciende el sistema límbico, responsable de ponernos a tono, evaluar las posibilidades que tenemos de conseguir nuestros objetivos y darnos la orden de ir adelante. La estimulación hace funcionar el hipotálamo, que dispara las hormonas sexuales y, con ellas, la lubrificación de los órganos y la erección o tumefacción, con el consiguiente placer y orgasmo.
Claro que esta situación no es para siempre ni la única práctica sexual. No olvidamos que el hombre puede eyacular en 30 segundos y a las mujeres les puede llevar un promedio de 30 minutos llegar a un orgasmo.
La practica única del sexo en forma rápida y apurada, sin el debido preámbulo que respete los tiempos de ambos puede desembocar en mujeres y hombres insatisfechos, pero se trata de una opción sexual más, de la cual se puede disponer como tantas. Las mujeres pueden disfrutarlo si se centran en la “carnalidad” y pasión de este acto. Quizá no sea el momento de la super creatividad en posturas, hay que usar la que más acomoda, la favorita.
El sexo express no reemplaza una vida sexual, y parafraseando a alguien que escuché por ahí, porque: ¿Qué sería de alguien que solamente se alimenta de hamburguesas?
Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.