08-28-2005, 05:51 PM
Problemas, depresión o una enfermedad asociada. Como sea, no es divertido engañar a los hombres, no por lo menos a costar de nuestro placer. Vale la pena descubrir por qué tantas mujeres fingen que lo pasan bien en la cama, cuando en realidad no es así.
“¿A mí? No. Nunca me ha pasado”. “Conmigo no necesita simular un orgasmo”. Éste es uno de los grandes temores de los hombres actuales: ¿Estará ella realmente pasándolo bien o fingirá?
Desde que las mujeres comenzaron a revelar que no todo lo que hacen en la cama es completamente verdad, muchos integrantes del sexo opuesto empezaron a temer.
De alguna forma fue un golpe a su virilidad, ya que no le estaban cumpliendo a su mujer.
En medio del horror que les causó esta revelación, muchos creyeron que a otros les pasaba, pero no a ellos. Pero las estadísticas no se equivocan. Según distintas investigaciones, casi un 90 por ciento de las mujeres finge. El tema es tan generalizado que dio para estudios científicos.
Gert Holstege, experto en fertilidad y sus colaboradores realizaron escáneres cerebrales de trece mujeres y once hombres, -con edades comprendidas entre los 19 y los 49 años y que se presentaron en forma voluntaria para el estudio-, mientras eran estimulados sexualmente por sus parejas y durante el orgasmo y los compararon con las imágenes de sus cerebros en descanso. ¿El objetivo? Saber qué pasa con nuestro cerebro durante el orgasmo.
¿Y el resultado? “Cuando las mujeres llegaban realmente a un orgasmo, las áreas del cerebro que implican temor y emoción estaban desactivadas. Esas áreas permanecían alerta cuando la mujer lo fingía”, sostuvo el estudio.
Asimismo, se descubrieron diferencias entre un orgasmo fingido y uno real: La corteza, que está vinculada con la conciencia, está activa durante un orgasmo falso, pero no durante uno auténtico.
Dado los resultados encontraron la clave que diferencia a una mujer que logra el éxtasis de una que no. Porque para experimentar el clímax se necesita la desactivación de partes muy importantes del cerebro. “Implica que si tienes miedo o estás en un alto nivel de ansiedad, entonces es muy difícil mantener relaciones sexuales porque te tienes que dejar llevar”, concluyó la investigación.
Vale decir, las mujeres pueden imitar un orgasmo bastante bien, pero nada ocurre en su cerebro. ¿Qué las lleva a fingir?
Porque…
“No quería que se sintiera mal. Me daba lata que supiera que él estaba muy entusiasmado y yo no”, revela Valentina de 32 años. Y al ser consultada de cómo fingía es escueta pero decidora: “Como lo hacen en las películas”. Las mujeres son expertas, tanto que muy pocos hombres han podido descubrir que han sido presa de una actuación digna del Oscar.
“Las veces que he fingido, que han sido pocas, lo que hecho por dos motivos. En primer lugar por mí, para ver si logro concentrarme en el momento, cosa que nunca me ha dado resultado, y en segunda instancia, por él. Siento que si me nota fría entenderá todo mal, como que es algo por culpa de él”, explica Estela de 30 años. ¿Cómo lo ha hecho? “Exagerando mis sensaciones. Creo que haciendo ruido”.
“Fingía porque no sentía nada y tenía miedo a que el otro se sintiera mal. Lo hacía siempre porque pensaba que era culpa mía”, revela Carmen de 31 años. Hasta que conoció a su pareja actual, ¿qué cambio? “Creo que fue porque por primera vez se preocupaban por lo que yo sentía”.
En definitiva, ¿es tan malo fingir un orgasmo?
Lo que oculta
“Fingir los orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no poder gozar, ya que está más pendiente de la escena que tienen que dramatizar que de su propia entrega al placer orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta varón por producirle el orgasmo que su propio goce. Podríamos decir que para poder empezar a tener la posibilidad de orgasmar -si cabe el neologismo-: Hay que dejar atrás la actuación y los fingimientos”, dice el sicólogo Andrés Moltedo.
Asimismo, llama la atención sobre una patología como es la frigidez. Porque si bien las mujeres fingen en ocasiones, hay otras que lo hacen siempre, dejando postergado su derecho a sentir placer.
El origen de los problemas orgásmicos de las mujeres no está tan bien comprendido, a diferencia de otras disfunciones sexuales.
Citando al experto Juan Carlos Kusnetzoff, en su libro La mujer sexualmente feliz, las causas más frecuentes de anorgasmia son:
Un conflicto conyugal que no esté del todo resuelto y cuya influencia se deja sentir en forma solapada en la relación íntima, donde la entrega debe ser total.
Una falla orgásmica accidental, que se puede deber al cansancio, preocupaciones, desconcentración u otra causa inmediata, ya que esto instala una duda sobre la propia capacidad sexual e inhibe el desempeño.
La ingestión de medicamentos inhibitorios, como los sicofármacos.
Un estado de depresión, estrés o problemas orgánicos, ya sea que se hayan advertido o no.
Vale la pena indagar en qué es lo que pasa, porque si bien muchas logran engañar a sus parejas magistralmente, nunca lograran hacerlo con ellas mismas. Además la idea es participar de una relación de placer, y no de placer fingido.
Carla Ingus
“¿A mí? No. Nunca me ha pasado”. “Conmigo no necesita simular un orgasmo”. Éste es uno de los grandes temores de los hombres actuales: ¿Estará ella realmente pasándolo bien o fingirá?
Desde que las mujeres comenzaron a revelar que no todo lo que hacen en la cama es completamente verdad, muchos integrantes del sexo opuesto empezaron a temer.
De alguna forma fue un golpe a su virilidad, ya que no le estaban cumpliendo a su mujer.
En medio del horror que les causó esta revelación, muchos creyeron que a otros les pasaba, pero no a ellos. Pero las estadísticas no se equivocan. Según distintas investigaciones, casi un 90 por ciento de las mujeres finge. El tema es tan generalizado que dio para estudios científicos.
Gert Holstege, experto en fertilidad y sus colaboradores realizaron escáneres cerebrales de trece mujeres y once hombres, -con edades comprendidas entre los 19 y los 49 años y que se presentaron en forma voluntaria para el estudio-, mientras eran estimulados sexualmente por sus parejas y durante el orgasmo y los compararon con las imágenes de sus cerebros en descanso. ¿El objetivo? Saber qué pasa con nuestro cerebro durante el orgasmo.
¿Y el resultado? “Cuando las mujeres llegaban realmente a un orgasmo, las áreas del cerebro que implican temor y emoción estaban desactivadas. Esas áreas permanecían alerta cuando la mujer lo fingía”, sostuvo el estudio.
Asimismo, se descubrieron diferencias entre un orgasmo fingido y uno real: La corteza, que está vinculada con la conciencia, está activa durante un orgasmo falso, pero no durante uno auténtico.
Dado los resultados encontraron la clave que diferencia a una mujer que logra el éxtasis de una que no. Porque para experimentar el clímax se necesita la desactivación de partes muy importantes del cerebro. “Implica que si tienes miedo o estás en un alto nivel de ansiedad, entonces es muy difícil mantener relaciones sexuales porque te tienes que dejar llevar”, concluyó la investigación.
Vale decir, las mujeres pueden imitar un orgasmo bastante bien, pero nada ocurre en su cerebro. ¿Qué las lleva a fingir?
Porque…
“No quería que se sintiera mal. Me daba lata que supiera que él estaba muy entusiasmado y yo no”, revela Valentina de 32 años. Y al ser consultada de cómo fingía es escueta pero decidora: “Como lo hacen en las películas”. Las mujeres son expertas, tanto que muy pocos hombres han podido descubrir que han sido presa de una actuación digna del Oscar.
“Las veces que he fingido, que han sido pocas, lo que hecho por dos motivos. En primer lugar por mí, para ver si logro concentrarme en el momento, cosa que nunca me ha dado resultado, y en segunda instancia, por él. Siento que si me nota fría entenderá todo mal, como que es algo por culpa de él”, explica Estela de 30 años. ¿Cómo lo ha hecho? “Exagerando mis sensaciones. Creo que haciendo ruido”.
“Fingía porque no sentía nada y tenía miedo a que el otro se sintiera mal. Lo hacía siempre porque pensaba que era culpa mía”, revela Carmen de 31 años. Hasta que conoció a su pareja actual, ¿qué cambio? “Creo que fue porque por primera vez se preocupaban por lo que yo sentía”.
En definitiva, ¿es tan malo fingir un orgasmo?
Lo que oculta
“Fingir los orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no poder gozar, ya que está más pendiente de la escena que tienen que dramatizar que de su propia entrega al placer orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta varón por producirle el orgasmo que su propio goce. Podríamos decir que para poder empezar a tener la posibilidad de orgasmar -si cabe el neologismo-: Hay que dejar atrás la actuación y los fingimientos”, dice el sicólogo Andrés Moltedo.
Asimismo, llama la atención sobre una patología como es la frigidez. Porque si bien las mujeres fingen en ocasiones, hay otras que lo hacen siempre, dejando postergado su derecho a sentir placer.
El origen de los problemas orgásmicos de las mujeres no está tan bien comprendido, a diferencia de otras disfunciones sexuales.
Citando al experto Juan Carlos Kusnetzoff, en su libro La mujer sexualmente feliz, las causas más frecuentes de anorgasmia son:
Un conflicto conyugal que no esté del todo resuelto y cuya influencia se deja sentir en forma solapada en la relación íntima, donde la entrega debe ser total.
Una falla orgásmica accidental, que se puede deber al cansancio, preocupaciones, desconcentración u otra causa inmediata, ya que esto instala una duda sobre la propia capacidad sexual e inhibe el desempeño.
La ingestión de medicamentos inhibitorios, como los sicofármacos.
Un estado de depresión, estrés o problemas orgánicos, ya sea que se hayan advertido o no.
Vale la pena indagar en qué es lo que pasa, porque si bien muchas logran engañar a sus parejas magistralmente, nunca lograran hacerlo con ellas mismas. Además la idea es participar de una relación de placer, y no de placer fingido.
Carla Ingus
Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.