09-27-2005, 03:27 PM
Mientras los varones han encontrado en la Viagra la solución de las disfunciones eréctiles, no parece que las mujeres vayan a resolver sus frecuentes problemas sexuales con una píldora. No obstante, los investigadores tratan, con metodologías científicas, de conocer a fondo la sexualidad femenina.
A Irwin Goldstein, el padre de la Viagra, profesor de Urología de la Universidad de Boston (EEUU) y el hombre que más ha contribuido a definir los modernos conceptos sobre la disfunción eréctil, ya no le apasiona la impotencia, al menos, la que tiene que ver con los varones.
A Goldstein lo que científicamente le motiva hoy en día son las disfunciones sexuales femeninas. De hecho, él y un grupo de expertos procedentes de múltiples campos de la biociencia y la psicología están dispuestos a afrontar, con toda la metodología científica al alcance de este fin de milenio, uno de los problemas de salud más frecuentes que tienen las mujeres: la disfunción sexual.
Prueba de que sus esfuerzos están dando frutos ha sido la brillante reunión científica que se ha llevado a cabo el pasado fin de semana en Boston. Con una asistencia de 450 especialistas, Goldstein ha coordinado un encuentro de tres días en el que se han actualizado -de una forma exhaustiva- los problemas sexuales que sufren las mujeres, que son muchos.
Es la primera vez que se reúnen para hablar de lo mismo un número importante de psicólogosurólogos, ginecólogos, médicos de familia, psiquiatras, neurólogos y sociólogos, todos interesados en conseguir un consenso adecuado sobre cuáles son las razones que hacen de la disfunción sexual un problema tan frecuente en las mujeres y cómo se debe abordar su tratamiento. Es la primera vez que se impone de una forma tan clara la necesidad de conseguir la mejor de las metodologías científicas que exploren los problemas sexuales y que ayuden a buscar soluciones para ellos.
¿Cuáles son los problemas?
Lo primero que hay que hacer para enfrentarse a una patología, cualquiera que sea, es definirla y clasificarla. Aunque las disfunciones sexuales femeninas (DSF) están bien abordadas en el DSM-IV -el manual de clasificación de enfermedades psiquiátricas que impera en buena parte del mundo-, los nuevos pioneros del estudio de las DSF creen que se puede mejorar su clasificación. Sandra Leibum, psicóloga de la Facultad de Medicina Rober Wood Johnson (EEUU) puso al día el consenso actual para, manteniendo las misma estructura básica del DSM-IV en lo que se refiere a las DSF, mejorarla.
- Trastornos del deseo sexual
El deseo hipoactivo: es la deficiencia persistente o recurrente (o la ausencia, incluso) de fantasías sexuales o del deseo de actividad sexual. Condición añadida a este problema, como a otros muchos, es que la falta de deseo preocupe seriamente a la mujer. Aversión sexual: la fobia persistente o recurrente que conlleva evitar todo contacto sexual con un compañero.
A Irwin Goldstein, el padre de la Viagra, profesor de Urología de la Universidad de Boston (EEUU) y el hombre que más ha contribuido a definir los modernos conceptos sobre la disfunción eréctil, ya no le apasiona la impotencia, al menos, la que tiene que ver con los varones.
A Goldstein lo que científicamente le motiva hoy en día son las disfunciones sexuales femeninas. De hecho, él y un grupo de expertos procedentes de múltiples campos de la biociencia y la psicología están dispuestos a afrontar, con toda la metodología científica al alcance de este fin de milenio, uno de los problemas de salud más frecuentes que tienen las mujeres: la disfunción sexual.
Prueba de que sus esfuerzos están dando frutos ha sido la brillante reunión científica que se ha llevado a cabo el pasado fin de semana en Boston. Con una asistencia de 450 especialistas, Goldstein ha coordinado un encuentro de tres días en el que se han actualizado -de una forma exhaustiva- los problemas sexuales que sufren las mujeres, que son muchos.
Es la primera vez que se reúnen para hablar de lo mismo un número importante de psicólogosurólogos, ginecólogos, médicos de familia, psiquiatras, neurólogos y sociólogos, todos interesados en conseguir un consenso adecuado sobre cuáles son las razones que hacen de la disfunción sexual un problema tan frecuente en las mujeres y cómo se debe abordar su tratamiento. Es la primera vez que se impone de una forma tan clara la necesidad de conseguir la mejor de las metodologías científicas que exploren los problemas sexuales y que ayuden a buscar soluciones para ellos.
¿Cuáles son los problemas?
Lo primero que hay que hacer para enfrentarse a una patología, cualquiera que sea, es definirla y clasificarla. Aunque las disfunciones sexuales femeninas (DSF) están bien abordadas en el DSM-IV -el manual de clasificación de enfermedades psiquiátricas que impera en buena parte del mundo-, los nuevos pioneros del estudio de las DSF creen que se puede mejorar su clasificación. Sandra Leibum, psicóloga de la Facultad de Medicina Rober Wood Johnson (EEUU) puso al día el consenso actual para, manteniendo las misma estructura básica del DSM-IV en lo que se refiere a las DSF, mejorarla.
- Trastornos del deseo sexual
El deseo hipoactivo: es la deficiencia persistente o recurrente (o la ausencia, incluso) de fantasías sexuales o del deseo de actividad sexual. Condición añadida a este problema, como a otros muchos, es que la falta de deseo preocupe seriamente a la mujer. Aversión sexual: la fobia persistente o recurrente que conlleva evitar todo contacto sexual con un compañero.
Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.