09-18-2005, 07:53 PM
Raúl Serrano
De manera callada, alto porcentaje de la población es partícipe de fantasías eróticas, en las que se es protagonista de un encuentro sexual fuera de lo común, pero que se lleva a cabo únicamente en la mente. Algunos casos rozan la perversión pero, en términos generales, se trata de prácticas sanas, dicen los especialistas.
Psicólogos y psiquiatras denominan fantasía a una representación mental de algo creado en la imaginación, la cual es adornada de la forma más conveniente y convincente para quien la experimenta. Ahora bien, cuando el contenido de ésta es romántico o sensual, fácilmente producirá una excitación que puede llegar a ser sexual, entonces se hablará de fantasías eróticas.
Aunque la mayoría de las veces se recurre a ellas para elevar el temperamento en actividad sexual solitaria (entiéndase masturbación), las fantasías bien pueden romper cotidianeidad o rutina de nuestra vida sexual, pues gracias a ellas podemos superar creativamente los límites de la realidad, donde el placer proporcionado es el resultado de la perfección de la situación imaginada y de lo prohibido de la misma.
Sin embargo, en muchos casos pone a dudar sobre la preferencia sexual o la capacidad de fidelidad que tenemos. Pese a ello, es importante destacar que no existen datos científicos que demuestren que determinado tipo de fantasía sexual revele detalles sobre la conformación psicológica de la persona, pues es claro que nuestros valores personales y sociales pueden diferir de nuestras fantasías.
En algunas ocasiones son herramientas que se llegan a utilizar como parte de las estrategias de superación (terapia) de un problema sexual, principalmente en personas que tienen dificultad para imaginarse deseadas por alguien.
¿Qué tipos existen?
Íntimas. Donde la imaginación incluye besos apasionados, diferentes lugares para hacer el amor y sexo oral; se dan en soledad o en pareja.
Exploratorias. En ésta, el individuo se imagina una orgía, o relaciones con alguien de su mismo sexo, así como cambio de pareja.
Impersonales. Caracterizadas por tener relaciones con un extraño u observar a otras personas teniéndolas (vouyerismo), utilizar material pornográfico, juguetes sexuales o fetiches.
Sadomasoquistas. Excitación a través de sentimientos de dominación o sometimiento, con imágenes en donde se golpea a alguien o se le fuerza en contra de su voluntad a tener relaciones.
Los estudios al respecto sugieren que las fantasías sexuales se inician cuando se tiene entre 11 y 13 años de edad, y que empiezan más tempranamente en los varones. De acuerdo a una investigación efectuada en Estados Unidos, se estimó que 19% de las mujeres y 54% de los hombres tienen una fantasía sexual al día, por lo menos. Ahora bien, en ellos es más común que sean del tipo impersonales, con alta carga visual y activa, mientras en ellas tienden a ser más pasivas y románticas.
La mayoría de las fantasías son de tipo íntimo, con alguien que conocieron en el pasado, o con una persona imaginaria. Las más frecuentes tienen que ver con diferentes lugares en donde se tienen relaciones y posiciones distintas a las acostumbradas; las menos comunes son las de tipo sadomasoquista.
En términos generales se considera que las fantasías sexuales son una parte normal de la vida del individuo y, curiosamente, no tienen que ver con qué tan satisfecho o no está en sus relaciones íntimas; muchas son imaginarias y no significa que la persona necesariamente quisiera que sucedieran en la vida real.
Las fantasías sexuales convierten la posible monotonía en algo nuevo, divertido y con cierto grado de morbo; inclusive, se sabe que hay parejas que cuando hacen el amor piensan (ambos) en otra persona, lo que les resulta sumamente excitante y gratificante.
Lo demuestra Canadá
De acuerdo con un estudio reciente hecho por la Universidad de New Brunswick, en Canadá, impresionante porcentaje de población tiene fantasías sobre relaciones sexuales con extraños, ser seducido por un "menor" o mostrarse desnudo en público.
"La investigación mostró que muchos hombres y mujeres se imaginan haciendo cosas ilegales", indicó Cheryl Renaud, coautora del estudio publicado en la revista The Canadian Journal of Human Sexuality.
Para su realización se tomó un universo de casi 300 estudiantes universitarios, en edades de entre 17 y 45 años, divididos casi equitativamente entre hombres y mujeres, quienes fueron cuestionados en torno a 56 fantasías sexuales. Los analistas concluyeron que aunque es un hecho normal que los humanos tengan amplia colección de fantasías sexuales, se necesita profundizar en la investigación para determinar la conexión entre pensamientos y acción.
Al margen de lo anterior, las fantasías sexuales en los adolescentes pueden ser tan variadas como las de los adultos, de forma que la edad no marca diferencia alguna. Pero, si llegan a ser tan frecuentes que interfieran con el desempeño de las actividades cotidianas o en las relaciones interpersonales, sería recomendable consultar a un especialista en psicología o psiquiatría.
De manera callada, alto porcentaje de la población es partícipe de fantasías eróticas, en las que se es protagonista de un encuentro sexual fuera de lo común, pero que se lleva a cabo únicamente en la mente. Algunos casos rozan la perversión pero, en términos generales, se trata de prácticas sanas, dicen los especialistas.
Psicólogos y psiquiatras denominan fantasía a una representación mental de algo creado en la imaginación, la cual es adornada de la forma más conveniente y convincente para quien la experimenta. Ahora bien, cuando el contenido de ésta es romántico o sensual, fácilmente producirá una excitación que puede llegar a ser sexual, entonces se hablará de fantasías eróticas.
Aunque la mayoría de las veces se recurre a ellas para elevar el temperamento en actividad sexual solitaria (entiéndase masturbación), las fantasías bien pueden romper cotidianeidad o rutina de nuestra vida sexual, pues gracias a ellas podemos superar creativamente los límites de la realidad, donde el placer proporcionado es el resultado de la perfección de la situación imaginada y de lo prohibido de la misma.
Sin embargo, en muchos casos pone a dudar sobre la preferencia sexual o la capacidad de fidelidad que tenemos. Pese a ello, es importante destacar que no existen datos científicos que demuestren que determinado tipo de fantasía sexual revele detalles sobre la conformación psicológica de la persona, pues es claro que nuestros valores personales y sociales pueden diferir de nuestras fantasías.
En algunas ocasiones son herramientas que se llegan a utilizar como parte de las estrategias de superación (terapia) de un problema sexual, principalmente en personas que tienen dificultad para imaginarse deseadas por alguien.
¿Qué tipos existen?
Íntimas. Donde la imaginación incluye besos apasionados, diferentes lugares para hacer el amor y sexo oral; se dan en soledad o en pareja.
Exploratorias. En ésta, el individuo se imagina una orgía, o relaciones con alguien de su mismo sexo, así como cambio de pareja.
Impersonales. Caracterizadas por tener relaciones con un extraño u observar a otras personas teniéndolas (vouyerismo), utilizar material pornográfico, juguetes sexuales o fetiches.
Sadomasoquistas. Excitación a través de sentimientos de dominación o sometimiento, con imágenes en donde se golpea a alguien o se le fuerza en contra de su voluntad a tener relaciones.
Los estudios al respecto sugieren que las fantasías sexuales se inician cuando se tiene entre 11 y 13 años de edad, y que empiezan más tempranamente en los varones. De acuerdo a una investigación efectuada en Estados Unidos, se estimó que 19% de las mujeres y 54% de los hombres tienen una fantasía sexual al día, por lo menos. Ahora bien, en ellos es más común que sean del tipo impersonales, con alta carga visual y activa, mientras en ellas tienden a ser más pasivas y románticas.
La mayoría de las fantasías son de tipo íntimo, con alguien que conocieron en el pasado, o con una persona imaginaria. Las más frecuentes tienen que ver con diferentes lugares en donde se tienen relaciones y posiciones distintas a las acostumbradas; las menos comunes son las de tipo sadomasoquista.
En términos generales se considera que las fantasías sexuales son una parte normal de la vida del individuo y, curiosamente, no tienen que ver con qué tan satisfecho o no está en sus relaciones íntimas; muchas son imaginarias y no significa que la persona necesariamente quisiera que sucedieran en la vida real.
Las fantasías sexuales convierten la posible monotonía en algo nuevo, divertido y con cierto grado de morbo; inclusive, se sabe que hay parejas que cuando hacen el amor piensan (ambos) en otra persona, lo que les resulta sumamente excitante y gratificante.
Lo demuestra Canadá
De acuerdo con un estudio reciente hecho por la Universidad de New Brunswick, en Canadá, impresionante porcentaje de población tiene fantasías sobre relaciones sexuales con extraños, ser seducido por un "menor" o mostrarse desnudo en público.
"La investigación mostró que muchos hombres y mujeres se imaginan haciendo cosas ilegales", indicó Cheryl Renaud, coautora del estudio publicado en la revista The Canadian Journal of Human Sexuality.
Para su realización se tomó un universo de casi 300 estudiantes universitarios, en edades de entre 17 y 45 años, divididos casi equitativamente entre hombres y mujeres, quienes fueron cuestionados en torno a 56 fantasías sexuales. Los analistas concluyeron que aunque es un hecho normal que los humanos tengan amplia colección de fantasías sexuales, se necesita profundizar en la investigación para determinar la conexión entre pensamientos y acción.
Al margen de lo anterior, las fantasías sexuales en los adolescentes pueden ser tan variadas como las de los adultos, de forma que la edad no marca diferencia alguna. Pero, si llegan a ser tan frecuentes que interfieran con el desempeño de las actividades cotidianas o en las relaciones interpersonales, sería recomendable consultar a un especialista en psicología o psiquiatría.
Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.