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[gonzalo MX]

Now on Netflix - House of Cards, All Episodes Available Worldwide

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‘House of Cards’ da menos de lo que promete

Netflix se mete de lleno en el ruedo de las series tirando de talonario y bajo sus propias normas. Este viernes lanza en EE UU los 13 capítulos (sí, los 13) de la primera temporada de ‘House of Cards’, un drama donde confluyen David Fincher, Kevin Spacey y la política más sucia de Washington. Sobre el papel la serie se perfilaba como uno de los grandes estrenos de este recién estrenado 2013, pero tras ver el piloto tengo que rebajar un poco mis expectativas y confiar en que con estos ingredientes ‘House of Cards’ tiene que ser mejor de lo que de momento es.

La serie, que ya tiene asegurada una segunda temporada, traslada al Estados Unidos actual la serie del mismo título que emitió la cadena BBC a principios de los 90. La ‘House of Cards’ británica estaba situada en la lucha de poder en el seno del Partido Conservador británico tras la salida de Margaret Thatcher. Su protagonista absoluto era Francis Urquhart, un profesional del arte de la política que ponían en marcha su ambicioso y vengativo plan de asalto al poder después de ver como su partido colocaba a un mediocre en el puesto que él se había ganado a pulso en los bajos fondos del Palacio de Westminster. Francis Urquhart (Ian Richardson) hablaba directamente a cámara y hacía cómplices a los espectadores de unas aspiraciones que hasta entonces solo conocía y alentaba su mujer, una especie de Lady Macbeth moderna. La serie (que en España está editada en DVD y se puede ver en Filmin) fue tan popular en Reino Unido que incluso una de las frases más conocidas de Urquhart, “You might think that; I couldn’t possibly comment”, pasó a formar parte de la jerga política del Parlamento británico.

La ‘House of Cards’ de Netflix toma los rasgos más identificables de esta y traslada la acción al Washington actual. Francis Underwood (Kevin Spacey) está listo para dejar su puesto de jefe del equipo de fontaneros del Partido Demócrata para ser Secretario de Estado. Él también habla cámara, también ve frustadas sus aspiraciones frente a un candidato mediocre y más conveniente para su partido y también tiene una mujer (Robin Wright) que alimenta sus aspiraciones políticas. Como la británica, la trama también incorpora el papel de los medios de comunicación, los oscuros intereses que hay detrás de cada decisión política y las guerras personales entre los miembros de un mismo partido. El problema es que a esta nueva ‘House of Cards’ le sobra ambición pero le falta alma.

David Fincher dirige los dos primeros capítulos (luego ya llegarán Allen Coulter o Joel Schumacher) pero su sello personal no aparece por ninguna parte. En el piloto de ‘House of Cards’ todo está demasiado medido y todo resulta demasiado artificial, como si en vez de estar ante una serie de televisión estuviéramos viendo una obra de teatro traslada a la televisión. Tampoco ayuda que sus principales ingredientes recuerden demasiado a los de otras series sin aportar casi nada original: tiene personajes que hablan (mucho) y andan al mismo tiempo como los de ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’ de Aaron Sorkin, un matrimonio ambicioso como el que movía los hilos del ‘Boss’ que puso en pie Gus Van Sant y los juegos de poder y las tribulaciones periodísticas que retrató David Simon en ‘The Wire’. A estas alturas y con tantas series en liza, si quieres destacar es obligatorio aportar algo menos manoseado.

El arranque de ‘House of Cards’ no es todo lo bueno que yo me esperaba pero no pierdo la esperanza. El equipo que tiene detrás sigue siendo su mejor aval y hay que reconocer que el piloto va de menos a más. Kevin Spacey está perfecto en su papel y sus diálogos a cámara son un recurso con mucho potencial. Todavía se utiliza poco en televisión y casi siempre asociado a la comedia como ‘Miranda’, ‘Modern Family’, ‘The Office’ o ‘Parks and Recreation’. Para ‘House of Cards’ tiene que ser el elemento que marque la diferencia, si consigue respirar dentro de las costuras que de momento se ha autoimpuesto.

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