01-21-2011, 05:59 PM
Pues es que esto no son carreritas ni es una competencia.
Cada uno de nosotros sabe qué y por qué hace lo que hace con su dinero.
Lo que me queda claro es que todos sentimos respeto y un profundo amor por el cine, tanto que gastamos gran parte de nuestros sueldos comprando o rentando peliculas por el puro placer de verlas, tenerlas, coleccionarlas, en fin, apreciarlas como las grandes obras de arte que muchas de ellas son.
El año pasado compré The Sound of Music, una pelicula que de niño que vi muchas veces con mi señora madre. La encontré en 200 pesos en Salto del Agua y lo que realmente me movió a comprarla fueron esos recuerdos de la niñez, ni el transfer über restaurado, ni la pelicula en sí. Fueron los recuerdos de momentos felices, de esos que sòlo el cine da.
Cada una de nuestras colecciones refleja quienes somos y quizá hasta por qué somos como somos. Las peliculas han formado parte de nuestra vida y es muy padre que cuando se tiene la oportunidad, podemos rentarlas o comprarlas y revivir no solo la peliculas, sino también algún pasaje de nuestra niñez, de nuestra adolescencia, y quizá en el futuro de nuestra vida adulta, de nuestros hijos... Quién sabe.
Tener la posibilidad de comprar una o dos peliculas para crear nuestra propia colección, por modesta o enorme que sea, es más un acto de amor al cine y a los buenos momentos de la vida que un despilfarro atolondrado de billetes.
Porque esas peliculas que tanto amamos e idolotramos no son sólo VHS, DVD, o BDs acumulando polvo. Son viejos amigos a los que podemos visitar de vez en cuando, de esos que siempre nos dejan queriendo más de su compañía.
Así que los exhorto a sentarse con su familia, novia, novio, marido, esposa, hijas, hijos o papás; sacar su pelicula favorita del estante, del formato que sea, y recordar por un par de horas por qué amamos tanto al cine.
Cada uno de nosotros sabe qué y por qué hace lo que hace con su dinero.
Lo que me queda claro es que todos sentimos respeto y un profundo amor por el cine, tanto que gastamos gran parte de nuestros sueldos comprando o rentando peliculas por el puro placer de verlas, tenerlas, coleccionarlas, en fin, apreciarlas como las grandes obras de arte que muchas de ellas son.
El año pasado compré The Sound of Music, una pelicula que de niño que vi muchas veces con mi señora madre. La encontré en 200 pesos en Salto del Agua y lo que realmente me movió a comprarla fueron esos recuerdos de la niñez, ni el transfer über restaurado, ni la pelicula en sí. Fueron los recuerdos de momentos felices, de esos que sòlo el cine da.
Cada una de nuestras colecciones refleja quienes somos y quizá hasta por qué somos como somos. Las peliculas han formado parte de nuestra vida y es muy padre que cuando se tiene la oportunidad, podemos rentarlas o comprarlas y revivir no solo la peliculas, sino también algún pasaje de nuestra niñez, de nuestra adolescencia, y quizá en el futuro de nuestra vida adulta, de nuestros hijos... Quién sabe.
Tener la posibilidad de comprar una o dos peliculas para crear nuestra propia colección, por modesta o enorme que sea, es más un acto de amor al cine y a los buenos momentos de la vida que un despilfarro atolondrado de billetes.
Porque esas peliculas que tanto amamos e idolotramos no son sólo VHS, DVD, o BDs acumulando polvo. Son viejos amigos a los que podemos visitar de vez en cuando, de esos que siempre nos dejan queriendo más de su compañía.
Así que los exhorto a sentarse con su familia, novia, novio, marido, esposa, hijas, hijos o papás; sacar su pelicula favorita del estante, del formato que sea, y recordar por un par de horas por qué amamos tanto al cine.