11-19-2004, 12:38 AM
No Cinescape. No quise decir que convenga al país ni mucho menos. Simplemente que es necesario que seamos más serenos y cautelosos en los juicios.
Cualquiera puede hablar y decir mil tonterías; pocos pueden hablar con conocimiento de causa y elementos de juicio.
Pero sí hay algo que es un hecho: este tipo es de pocas palabras y muchas acciones; precisamente su actitud excesivamente militante ha sido criticada en el pasado.
A la gente no la engañas, la gente no es estúpida hasta ese nivel. No actualmente. En el D.F. la popularidad de Obrador no se debe a lo que habla o dice, sino a lo que hace. Tienes que vivir aquí para darte cuenta de esto.
El problema para mí radica en determinar si realmente es un tipo capaz - más allá del manejo político-, de administrar las complejas relaciones partidistas en el país.
El problema de los políticos es que todos quieren salir en la foto y el espíritu mesiánico desafortunadamente es notable en algunas frases de López Obrador (como lo fueron en Cárdenas y en Clouthier en otro tiempo).
Para mí, dirigir un país requiere varios ingredientes:
a) Una gran capacidad de concertación y de generación de consensos aún cuando ciertas posturas aparentemente sean irreconciliables. Esta capacidad incluye el manejo político, el conocimiento de la economía política, de la administración pública, de la política fiscal, de micro y macroeconomía, etc.
Aquí López Obrador es una incógnita aunque me sorprende el hecho de que ha demostrado enorme capacidad de hacerse de apoyos aún entre la clase empresarial dura (óigase Carso y Carlos Slim, entre otros) e incluso la misma iglesia
hock: .
b) Un enorme compromiso con el país, el cual pasa por hacer a un lado intereses personales o de partido. Recuerdo una frase de Felipe González: España comenzó a mejorar cuando los políticos de diferentes fracciones entendieron que había que trabajar por el país y no por el partido: Ahora España es una potencia.
En este caso Obrador es probablemente el único posoble candidato que da el perfil. Olvídense de otros. Nadie excepto él se acerca ni tantito. La prueba es el funcionamiento actual del D.F. a pesar de la compleja y malsana influencia de las mafias locales de tódo género y especie (corrientes partidistas, ambulantes, sindicatos, transportistas, etc.).
c) Una honestidad a toda prueba.
Esto aún es una incógnita. Un análisis frío indica que López Obrador tiene bastante cola que le pisen.
d) Una voluntad de acero. Esto tiene que ver con la capacidad de tomar decisiones frías y serenas (como las de un robot), con el fin de sacar adelante un proyecto de país. Tiene que ver también con que no le tiemble la mano para poner en paz a quien sea y como sea (y me atrevería a decr que incluso a costa de la represión controlada y limitada). Este estilo ha funcionado en Chile (me consta porque he vivido ahí), en Cuba (donde he estado) y actualmente en Colombia está funcionando con Uribe (también me consta en las visitas que he hecho a este país).
Este perfil también lo cumple López Obrador.
Así que quién sabe.... pero afortunadamente el tiempo termina por determinarlo todo; las cosas siempre caen por su propio peso y en este caso espero que así sea, para bien o para mal.
Cualquiera puede hablar y decir mil tonterías; pocos pueden hablar con conocimiento de causa y elementos de juicio.
Pero sí hay algo que es un hecho: este tipo es de pocas palabras y muchas acciones; precisamente su actitud excesivamente militante ha sido criticada en el pasado.
A la gente no la engañas, la gente no es estúpida hasta ese nivel. No actualmente. En el D.F. la popularidad de Obrador no se debe a lo que habla o dice, sino a lo que hace. Tienes que vivir aquí para darte cuenta de esto.
El problema para mí radica en determinar si realmente es un tipo capaz - más allá del manejo político-, de administrar las complejas relaciones partidistas en el país.
El problema de los políticos es que todos quieren salir en la foto y el espíritu mesiánico desafortunadamente es notable en algunas frases de López Obrador (como lo fueron en Cárdenas y en Clouthier en otro tiempo).
Para mí, dirigir un país requiere varios ingredientes:
a) Una gran capacidad de concertación y de generación de consensos aún cuando ciertas posturas aparentemente sean irreconciliables. Esta capacidad incluye el manejo político, el conocimiento de la economía política, de la administración pública, de la política fiscal, de micro y macroeconomía, etc.
Aquí López Obrador es una incógnita aunque me sorprende el hecho de que ha demostrado enorme capacidad de hacerse de apoyos aún entre la clase empresarial dura (óigase Carso y Carlos Slim, entre otros) e incluso la misma iglesia
hock: .b) Un enorme compromiso con el país, el cual pasa por hacer a un lado intereses personales o de partido. Recuerdo una frase de Felipe González: España comenzó a mejorar cuando los políticos de diferentes fracciones entendieron que había que trabajar por el país y no por el partido: Ahora España es una potencia.
En este caso Obrador es probablemente el único posoble candidato que da el perfil. Olvídense de otros. Nadie excepto él se acerca ni tantito. La prueba es el funcionamiento actual del D.F. a pesar de la compleja y malsana influencia de las mafias locales de tódo género y especie (corrientes partidistas, ambulantes, sindicatos, transportistas, etc.).
c) Una honestidad a toda prueba.
Esto aún es una incógnita. Un análisis frío indica que López Obrador tiene bastante cola que le pisen.
d) Una voluntad de acero. Esto tiene que ver con la capacidad de tomar decisiones frías y serenas (como las de un robot), con el fin de sacar adelante un proyecto de país. Tiene que ver también con que no le tiemble la mano para poner en paz a quien sea y como sea (y me atrevería a decr que incluso a costa de la represión controlada y limitada). Este estilo ha funcionado en Chile (me consta porque he vivido ahí), en Cuba (donde he estado) y actualmente en Colombia está funcionando con Uribe (también me consta en las visitas que he hecho a este país).
Este perfil también lo cumple López Obrador.
Así que quién sabe.... pero afortunadamente el tiempo termina por determinarlo todo; las cosas siempre caen por su propio peso y en este caso espero que así sea, para bien o para mal.