05-09-2006, 05:11 PM
Cita:Frunce el ceño ante el odio que el PAN siembra en la imágen AMLO... como si el odio político fuese algo novedoso, cuando es algo que se ha dado toda la vida: Como el comunista que odia el capitalismo y lo considera culpable de todos los males; Como el perredista que odia a su adversario político y lo confirma obsequiándole el muy ingenioso, pero poco decoroso, apodo de FECAL.
Pide un análisis objetivo de las persona llamada López Obrador... pero las contiendas políticas no son objetivas... son subjetividad, son pasión, son mercadotencia, son publicidad, son palabras al aire, son una torta de jamón con crema por tachar el logo del PRI. Y así como el panista ve en López Obrador a un rojillo, apóstol de Fidel Castro, comunista... así el perredista ve en Calderón a un vende-patrias, ultraderechista, gato de Tío Sam...
Coincido parcialmente, estimado Tomasín.
Es un hecho que hoy en día tanto el PAN como el PRD requieren del voto ignorante, estúpido, desinformado o como le quieran llamar si es que quieren tener oportunidad de ganar.
Es lamentable que las campañas ofrezcan tan poco, pero esto realmente NO SE DEBE a que cada fracción tenga poco que ofrecer o que carezca de plataforma o propuestas.
SE DEBE a que el votante promedio en México, como bien dices, no está interesado en propuestas, plataformas de campaña ni intenciones. El votante promedio le gusta Big Brother, Adal Ramones, Bailando por un sueño y demás pendejadas que inundan la TV. De hecho esto es lo que en última instancia impide que el voto duro del PRD (o de SMLO por mejor decir) sea mayor: la gente pobre es muchísima, pero aún los pobres gustan del mundo de fantasía y buenos deseos que les vende La Academia de TV Azteca.
Cada partido hace política y ofrece al cliente lo que pide. El cliente (el votante) pide mierda, así que los partidos le dan mierda (siguiendo la distinguida y vieja filosofía del Tigre Azcárraga).
El tono de las campañas sería otro si el votante fuese menos bruto :cry: Por supuesto, esto impediría el éxito de las campañas de odio y descalificación no tendrían éxito, como bien analiza Noam Chomsky en su último libro para el caso gringo.